Entendemos la respiración como inhalar y exhalar aire, llevando oxígeno a nuestros pulmones y expulsando dióxido de carbono; pero muchas veces no le ponemos cuidado a que cada inspiración oxigena cada célula de nuestro cuerpo, mientras que las exhalaciones ayudan al drenaje linfático y a desintoxicar el organismo. Pero, además, la respiración se conecta directamente con nuestras emociones y con nuestra salud.
¿Por qué la respiración es importante?
Desde que comienza nuestra vida respiramos, siendo este un acto involuntario que realizamos de manera automática, y cuya función principal es intercambiar oxígeno y dióxido de carbono. Durante la inspiración el oxígeno que contiene el aire llega a los glóbulos rojos, mientras que en la expiración se expulsa dióxido de carbono que se produce en las células. Pero más allá de esta función, la respiración está estrechamente ligada a las emociones y la salud de cada uno.
Cada emoción prepara a nuestro organismo para actuar de una manera determinada, en las que se necesitará un aporte de oxígeno, viéndose así la respiración afectada por ello. Por ejemplo, cuando se siente miedo o ira, la respiración será más rápida -obligando al corazón a latir más deprisa para llevar el oxígeno necesario a las células-, mientras que cuando se siente tristeza, la respiración es más lenta y profunda -expandiéndose los pulmones, optimizando los recursos y haciendo que el corazón lata más lento-. La respiración es un indicador del estado emocional y de la salud, y, a pesar de ser un proceso involuntario, se puede controlar ayudando en nuestro autocuidado y conciencia. Es por ello, que la respiración y su proceso es la base de todas las técnicas de meditación y relajación.
Técnicas de respiración para relajarse
Existen diferentes maneras de respirar que son muy beneficiosas para nuestra salud y bienestar.
Respiraciones lentas
Las respiraciones lentas y profundas se pueden practicar desde cualquier lugar y en el momento que se deseé.
Este tipo de respiraciones favorecen a la relajación y poner en práctica la meditación, pero a su vez, respirar de manera pausada, profunda y rítmicamente rebaja el pulso, relaja los músculos y actúa sobre el sistema nervioso parasimpático. Además, ayudan a que llegue más oxígeno al cerebro, lo que rebaja la ansiedad. A su vez, los buenos hábitos de respiración desintoxican el organismo, ya que se contribuye al buen funcionamiento del sistema linfático, liberando toxinas -el sistema nervioso mejora puesto que la cantidad de sangre aumenta y las glándulas rejuvenecen-. Por otro lado, la respiración lenta mejora la circulación, puesto que se reduce la carga de trabajo del corazón, desciende la presión sanguínea y aumenta la presencia de oxígeno en sangre, dilatando los vasos sanguíneos y logrando una mejor presión arterial. En cuanto a los pulmones, este tipo de respiraciones aumentan la capacidad torácica gracias a su práctica habitual. Y por último, ayuda a una mejor asimilación de los alimentos puesto que los órganos digestivos reciben mayor cantidad de oxígeno y funcionan con más eficacia.
Respiración abdominal o diafragmática
La respiración abdominal es la que se desarrolla gracias al diafragma -que es un músculo que se encuentra debajo de las costillas y encima del estómago-. En este tipo de respiraciones el en lugar de sentir cómo tu pecho se hincha y deshincha, lo hace tu estómago: cuando tus pulmones se llenan de aire, el diafragma presiona hacia abajo, provocando que el estómago suba; mientras que cuando los pulmones se vacían, el diafragma vuelve a subir y el estómago baja. Así, el resultado es una respiración uniforme, lenta y profunda.
Según algunos expertos, practicar este tipo de respiración reduce la ansiedad y reduce el estrés, ayuda con el ritmo cardiaco, se reduce la tensión muscular y ayuda a reducir el dolor.
Respiración alterna
La respiración alterna se considera una de las mejores técnicas antiestrés. Esta técnica, que consiste en respirar alternativamente por un orificio nasal y luego el otro, es realmente una técnica de yoga cuyo propósito es purificar el cuerpo y relajar la mente -con lo cual también es una buena respiración para mejorar en tus prácticas de yoga-.
Esta es también una respiración que se realiza desde el diafragma, y para la que tendrás que taponar uno de tus orificios con el pulgar y exhalar a través del orificio libre, volver a inhalar por el orificio libre y taparlo para exhalar por el otro. Repitiendo la operación al menos 14 o 21 veces.
A medida que practiques este ejercicio y tu capacidad pulmonar y concentración aumenten, conseguirás respirar con mayor profundidad.
Por lo tanto, ya solo queda practicar los diferentes tipos de respiraciones y observar cuál es la que mejor funciona para sentirte más relajada.