Mucha gente tiene en mente que el yoga es una actividad relajada y que su práctica no nos ayuda en la pérdida de peso, pero nada más lejos de la realidad. Para hacer la transición de una vida sedentaria y con una dieta rica en “comida basura”, a un estilo de vida activo y saludable, es importante que prestemos atención tanto a nuestra alimentación como al ejercicio, y en este punto, el yoga puede ayudarnos.
Beneficios de hacer yoga para ponerse en forma y perder peso
Como vimos en nuestro post sobre los beneficios del yoga, esta actividad ofrece grandes beneficios al cuerpo y la mente. La práctica regular de yoga es la actividad estrella para desarrollar control y consciencia corporal, ayudándote a descubrirte y conocer tus limites, ¡y sobre todo, desafiarlos! Además, la práctica deportiva ayuda al desarrollo de disciplina y perseverancia: dos cualidades que ayudarán a la hora de lidiar con el estrés y reducir la ansiedad, controlar el hambre emocional y ayudarnos a escuchar a nuestro cuerpo
Así, cuando se practica yoga de manera habitual, es capaz de brindar beneficios como el incremento de elasticidad, fuerza física, mayor concentración, resistencia, energía, y ayudar a adelgazar de manera progresiva.
Además, al tratarse de una actividad que se realiza de manera pausada y en un entorno tranquilo, se considera que el riesgo de lesión es relativamente bajo, lo que puede ser una ventaja en caso de padecer sobrepeso.
El yoga quema calorías
El yoga, como toda actividad deportiva, supone un gasto de calorías. Es una actividad cardiaca moderada que pone en marcha la circulación sanguínea y el corazón, y dependerá del tipo de yoga que escojas conseguir la quema de calorías y aceleración metabólica que necesitas para perder peso.
Los estilos de yoga más dinámicos, como el Vinyasa, Ashtanga o Power Yoga requieren mover el cuerpo al ritmo de la respiración, provocando la sudoración y la tonificación del cuerpo de manera más evidente; pero tipos de yoga más pausados como el Hatha o Kundalani, también pueden resultar fuertes y acelerar tu ritmo cardiaco.
Otra alternativa que suele considerarse muy adecuada para la pérdida de peso es la práctica de la modalidad de Bikram Yoga: una tipología basada en 26 posturas de Hatha Yoga y que se realiza en salas que alcanzan los 42 grados centígrados – por lo tanto, como las condiciones son más intensas a altas temperaturas, antes de probarlo te recomendamos consultar con tu médico o especialista en caso de sufrir alguna condición médica específica-.
Pero si lo que se busca es la quema de calorías, debes tener en cuenta que además de realizar ejercicio físico varios días por semana, es importante cuidar la alimentación. No debes obsesionarte con contar calorías, pero sí apostar por una dieta saludable, alimentarte primando los productos naturales y reduciendo la ingesta de azúcares.
Trabaja tu capacidad cardiovascular
Se considera una actividad aeróbica aquella que consigue desarrollar en un sujeto entre un 65% y 90% de su ritmo cardiaco durante aproximadamente 20 minutos. La capacidad aeróbica de cada individuo vendrá marcada por la habilidad del corazón para bombear oxígeno como combustible -a mayor volumen de oxígeno en sangre metabolizado, mayor capacidad cardiovascular-.
Así, una persona sana suele tener entre unas 60 u 80 pulsaciones en reposo, mientras que, practicando yoga, apenas superará las 100 -dependiendo por supuesto, de la modalidad de yoga que se practique-. Por lo tanto, el yoga se considera una actividad aeróbica de grado moderado. Y, al ser un ejercicio moderado, durante las prácticas de yoga se consigue trabajar el corazón poco a poco, poniéndolo a tono.
Para trabajar de manera más focalizada el aumento de tu capacidad cardiovascular, también puedes combinar tus prácticas de yoga con ejercicios aeróbicos intensos como correr, caminar rápido, entrenamientos HIIT o baile.
Aumenta tu fuerza y tonificación
Entre los beneficios físicos del yoga encontramos la mejora del equilibrio, la flexibilidad y la movilidad. Pero además, todos los tipos de yoga ayudan a tonificar la musculatura, ya que implica el trabajo completo de los músculos al realizar las diferentes asanas.
La práctica de yoga ayuda aumentar la flexibilidad de las articulaciones y reafirmar los músculos, ya que ayuda a trabajar la fuerza. Sin embargo, es importante que elijas la tipología de yoga que más se adapte a tus objetivos, ya que hay unos estilos más “atléticos” que otros. ¡El Ashtanga, Vinyasa y el Power Yoga están considerados los estilos de yoga que mejor trabajan la fuerza!
En las prácticas de Ashtanga Yoga los movimientos son acelerados, no hay descansos entre las diferentes posturas, sino que se realizan de manera continua y fluida. Sin embargo, en el Vinyasa (también conocido como Yoga Flow) se suceden las asanas de manera fluida y suave, creando un patrón. Por su parte, el Power Yoga es un estilo innovador en el que se practica con música y se incluyen diferentes movimientos de fitness y pilates.
En una sesión de yoga se queman entre 250-300 calorías, mientras que en otras disciplinas más aeróbicas se puede llegar a quemar aproximadamente 450-650; por lo tanto, el yoga es una actividad que ayuda a conseguir un mejor estado de la musculatura y flexibilidad, y además será un buen compañero para adelgazar. La clave está en ser perseverante e ir intentando posturas cada vez más retantes -siempre reconociendo los límites de cada uno-.
Además, ¡no dejes de prestar atención a ciertos cambios saludables! Los pequeños cambios en tu rutina pueden ayudarte a conseguir tu objetivo, como caminar al trabajo, subir por las escaleras, beber más agua, … Y por supuesto, todo ello acompañarlo de una alimentación saludable.
Elije bien tu tipo de yoga, continúa practicando, pon en marcha los pequeños cambios y, ¡seguro notarás los resultados!